miércoles, 22 de mayo de 2013

La ciudad, un espacio para aprender


 Según nos cuenta el artículo, lo ideal es una ciudad donde puedan vivir todas las personas y los colectivos con satisfacción, una ciudad de la cultura y el ocio, una ciudad educadora. El pasado de estas ciudades podríamos nombrarlo "patrimonio", o el legado que nos han dejado. El patrimonio es la parte visible de la historia. Este concepto se refiere al conjunto de bienes muebles, inmuebles, paisajísticos y, en definitiva, manifestaciones culturales, que se consideran relevantes para la sociedad, ya sea por su genialidad, excepcionalidad, antigüedad, etcétera. A este concepto se le pueden atribuir diversos valores. El patrimonio urbano tiene una característica que le otorga un valor fundamental: es un patrimonio colectivo, aun cuando cada edificio tenga su propietario individualizable. 
El patrimonio se presenta como un fragmento del pasado que forma parte de nuestro presente, ya que nuestra cotidianeidad está construida sobre millones de hechos y decisiones que ocurrieron en el pasado. Toda nuestra realidad se configuró hace decenas, centenares o miles de años y prácticamente nadie lo tiene en cuenta. El poder invisible del pasado lo decide casi todo en la vida. La historia es el verdadero poder del que ningún pueblo o grupo humano puede prescindir. También es importante desde el punto de vista de la formación en valores. Para desarrollar una función educadora a través del patrimonio se requiere el desarrollo de una ciudadanía de calidad.

 La educación no es el resultado de la escuela, la escuela es el resultado de la educación. Una sociedad ordenada transmite orden, una sociedad violenta transmite violencia y una sociedad educada transmite educación. El patrimonio es un instrumento de que dispone la ciudad para educar a sus ciudadanos en algunos valores considerados importantes. Pero quien educa es la ciudad entera.

 A título personal, como hemos leído en el artículo salta a la vista que el enfoque que le estamos dando a esta situación no es el adecuado. Estamos dejando que los ciudadanos que salen de los colegios e institutos, sean las futuras generaciones, quienes configuren el presente y futuro de la ciudad. En el período actual en el que vivimos, podemos observar que el pueblo se manifiesta constantemente y  demanda una serie de condiciones y/o derechos. Si vamos más allá, y reflexionamos sobre esto, podremos ver que realmente son las ciudades las que se están manifestando a través del pueblo. 
Para que la ciudad pueda educar, primero es necesario que esté capacitada para ello. Por una parte, tiene suficiente "materia" para enseñar (patrimonio, valores, hábitos...), pero por otra parte, no dispone de las estructuras o las reformas necesarias para ser capaz de realizar tal acto.
Por tanto, llevar a cabo este proyecto supone un desafío político y social. Político por tener que conquistar la capacidad legal y operativa para poder cambiar las leyes que nos permitan llevar a cambio la enseñanza de la ciudad. Además de adquirir las competencias y los recursos necesarios para desarrollar las políticas públicas que hagan posible el ejercicio y la protección de los derechos y deberes ciudadanos. Y social para proponer políticas sociales urbanas que luchen contra las discriminaciones que imposibilitan o reducen el ámbito de la ciudadanía. Por ejemplo: empleo, situación de vulnerabilidad, marginación cultural, etc.
Es trabajo de todos y cada uno de nosotros el llevar a cabo esta propuesta. Es la ciudad la que enseña, pero nosotros somos la que la conformamos, y podemos trabajar codo con codo para hacer de este mundo un lugar mejor.

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